jueves, 2 de diciembre de 2010

Wikileaks ya no es tan inocente


Las filtraciones de Wikileaks están empezando a ponerse interesantes. Si ayer decía que no eran más que unos burdos cotilleos, hoy ya no opino igual. EL PAÍS, al ser el único medio español que tiene el privilegio de informar en primicia sobre este tema, está empezando a orientar las informaciones al ámbito nacional y ahora sí, se están descubriendo cosas que las podríamos calificar, al menos, de interesantes e importantes. Según estas filtraciones, la fiscalía española actuó de tal forma en el “Caso Couso” que facilitó su rápida archivación, a partir de aquí “expertos penales creen que la fiscalía vulneró la ley en sus tratos con Estados Unidos”. Así titulaba hoy El País una noticia relacionada con el caso en su edición impresa.
Por otro lado está lo de las escalas ilegales de la CIA en España. No solo no eran ilegales sino que el gobierno español estaba al tanto, con la única exigencia de que lo mantuvieran informado. Todas estas filtraciones están marcando la agenda política nacional, pues ya han empezado a haber reacciones. Como ejemplo, la de Cándido Conde-Pumpido, fiscal general del Estado, que niega haber asesorado a la Embajada de EEUU. El alegato en su defensa consiste en que la opinión pública puede crearse una imagen falsa de la justicia a partir de “informes confidenciales no contrastados”. Suponemos que si esos informes provienen de funcionarios de la Embajada americana ¿qué más contrastación que esta se necesita? ¿o es que ellos no son la principal fuente oficial?
Todo esto está incomodando tanto que Julian Assange permanece oculto, aunque Scotland Yard afirma que sabe donde está y se encuentra en contacto con él. Sobre él pesa una orden de busca y captura de la Interpol. Assange, has ido demasiado lejos. No conviene perturbar a la superpotencia.

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