martes, 22 de noviembre de 2011

Velas a la Virgen

El domingo pasado, día de elecciones generales, alguien muy especial me dijo que España votaba al Partido Popular porque lo veían como ir a ponerle velas a la Virgen. Es cierto que el país necesita un milagro para recuperar el crédito perdido, nunca mejor dicho. En 1996, cuando Aznar llegó al poder, la situación interna era semejante, había un número de parados muy elevado y las arcas estaban como ahora, algo vacías. La receta de los populares consistió en intentar adaptar el ultraliberalismo que introdujo Margaret Thatcher y Ronald Reagan, a la situación española. Para ello decidió que era conveniente privatizar algunas empresas y dejar que la ley de la oferta y la demanda hiciera el resto, es decir, que funcione solo, más o menos sin control. Consiguió reducir el número de parados con un modelo que más temprano que tarde rompería la cuerda por la que ascendíamos victoriosamente. Para ello empezó a construir, pero lo hizo de tal manera que en ocho años en España se habían construidos más casas y pisos que en toda Europa desde después de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, es cierto que esto puede parecer exagerado, pero las cifras no distan mucho.
Además de esto se contaba con que todavía éramos un país de la Unión Europea que estaba en fase de crecimiento, por lo que era necesario que el resto aportara dinero para que nosostros tuviéramos unas carreteras decentes  e intentáramos estar  a la altura de las naciones del norte.
Hoy la situación es distinta, cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe que el ladrillo no nos va a sacar de esta y por desgracia, o por suerte, según desde el punto de vista que se mire, vamos a dejar de ser financiados por esa Unión Europea, que en su afán de crecer, tiene ahora que ayudar a otros.
The Guardian, llama a Rajoy el tenaz, adjetivo bastante acertado, si tenemos en cuenta que ha perdido dos veces contra el que según muchos ha sido el peor presidente de la democracia española, así que tan bueno no debe ser.

Mariano Rajoy saluda desde el balcón de la calle Génova, con una corbata apropiada para la ocasión, puesto que recuerda a la bandera de cuadros, lo primero que ven los campeones cuando llegan a la meta.

De momento algo ha cambiado, The Economist, dijo no hace mucho que el ya presidente electo era un candidato aburrido y una pesadilla para los asesores de imagen. El domingo vimos como Rajoy no era tan aburrido cuando empezó a dar aquellos ridículos botes en el balcón de Génova, totalmente lícitos por otra parte. Con respecto a la imagen ha mejorado algo, ya no parece aquel político sacado directamente de la Transición, por lo que hay que aplaudir su esfuerzo por adaptarse a los tiempos.
Es preciso que saque su varita mágica lo antes posible o de lo contrario vendrá la troika (Unión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) como cualquier padre que quiere aleccionar a su hijo, a decirle lo que tiene que hacer a cara descubierta, y es bien sabido que al menos los dos últimos, trabajan mejor en la sombra.




viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Ética periodística?

Fotoperiodistas haciendo una foto en Haití

 No hay peor falta de ética periodística que dejar de dar una información porque ya aburre. Es lo que ocurre con Haití y con muchas zonas del planeta. Haití, por ejemplo, sigue en la miseria e incluso puede que mucho peor de como estaba antes del terremoto, pero a nosotros ni siquiera nos interesa.
Ya no nos impacta nada, porque vemos en el mismo lugar la realidad y la ficción. Las distingumos, sí, pero nos hemos acostumbrado a ver muerte, barbarie y destrucción, al igual que últimamente nos hemos acostumbrado a ver a líderes de países o "enemigos de occidente" tipo Gadafí, Sadam Husseim, Bin Laden, zarandeados, ejecutados, sin tener un juicio justo como supuestamente predicamos.
Con respecto a esta foto, es duro ver como fotografían a esta mujer, que suponemos que está muerta, como si fuera Angelina Jolie en Cannes. ¿Da cosa verdad? Pero así es la realidad, hay una foto de un Premio Pulitzer, Kevin Carter, en la que se ve una niña en primer plano, desnutrida y donde hay un buitre al fondo esperando a que muera. Kevin Carter ganó el Premio Pulitzer gracias a esta foto, pero al final le costó la vida. No pudo soportar el que le preguntaran qué había hecho después de hacer la fotografía. Simplemente había seguido su camino, no hizo nada por ayudar a la niña, continuó con su marcha. Después se suicidó.

Imagen de Kevin Carter ganadora del Premio Pulitzer.

El fotoperiodista normalmente busca obtener la mejor instantánea, la que sea publicada en todos los periódicos, creo que ni siquiera se plantea lo que está fotografiando porque entiende que esa no es su lucha. Entiende que su lucha es que tu y yo y el resto de seres humanos vean lo que allí está pasando. Es como preguntarle a un broker de Wall Street qué hizo los días posteriores al 11 de septiembre. Simplemente dirá que hizo su trabajo y su trabajo consiste en mercantilizarlo todo, incluso las vidas humanas. Cuando las torres gemelas sufrieron el impacto de los aviones, los integrantes del parqué estadounidense no vieron que allí había vidas humanas, vieron la oportunidad de hacer un poco más ricos a sus clientes, puesto que con aquellos atentados, en el centro financiero del mundo, el oro subió de una forma desorbitada y todo aquel que poseía una cantidad de este valioso metal duplicó sus ganancias.
La cuestión, en estos casos, no está en si el trabajo que realizas es ético o no, la cuestión reside simplemente en que lo hagas bien, independientemente de la moral y la ética establecidas.