domingo, 27 de febrero de 2011

And the winner is Mou

Este personaje que despierta antipatías allá por donde va demuestra lo patético que puede llegar a resultar una persona al realizar gestos o al expresar su opinión. Anoche no había ninguna excusa para explicar porqué el Real Madrid se había dejado dos puntos, que vuelven alejarlo del incontestable líder, el Barcelona.


La excusa de este tropiezo madridista ya la fue preparando Mourinho el día antes del partido. Se quejaba del calendario, de que a él nadie lo escucha, de que habla, habla y habla y nadie quiere escuchar lo que dice. Parecía desde el viernes que el Real Madrid no iba a ganar en Riazor, las estadísticas dicen, y Mou es muy aficionado a ellas, que no gana dos veces seguidas allí desde la temporada 1955-56, y como ya había ganado el año pasado, este año tocaba un nuevo fiasco. Al ver la cara de Mourinho en rueda de prensa el viernes, ya nos estaba diciendo que su equipo no tenía nada que hacer contra el Deportivo, porque por lo que parece, el Madrid, de repente, ya no está acostumbrado a jugar tres partidos por semana. Algo que viene haciendo desde que el fútbol se considera moderno, es decir, muchos años atrás. Su queja no iba explícitamente dirigida, pero todos sabemos que se refería a la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Según Mou, la LFP favorece a unos y perjudica a otros, es decir, a su equipo, poniendo las fechas y horarios de los partidos. Pero las excusas no se quedan ahí, como no había nada que hacer en el campo (entiéndase la ironía), el Madrid ayer necesitaba algo más que un simple cambio, la culpa de los males madridistas la tenía el cuarto árbitro, que “no se mostraba respetuoso con los jugadores del Real Madrid”, este trabajo de reivindicar respeto le ocupó a Mou casi la totalidad del segundo tiempo del partido.
Si fuera madridista estaría avergonzado de tener un entrenador altanero que acapara toda la atención y que cuando falla el culpable es todo el mundo, no él. Siendo del Barça veo al Madrid como un equipo con una historia y trayectoria incontestable, con un entrenador paupérrimo, falto de elegancia y poco apropiado para vender camisetas. Ayer el Barcelona tenía cuatro bajas muy importantes, entre ellas Xavi Hernández, no se quejó, mostró soluciones.

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