viernes, 18 de marzo de 2011

El precio de ser la tercera economía del mundo

Los defensores de las nucleares deben estar tranquilos, los precedentes de accidentes en centrales nucleares confirman que sus devastadoras consecuencias no hacen mella en las administraciones que las controlan. Lo que ocurrió en Three Mile Island, tres millas es el área que ocupa la isla donde se encuentra la central nuclear norteamericana y que responde a la típica sencillez con la que los estadounidenses denominan todo, pudo haber sido un desastre de no ser porque la seguridad aquí sí funcionó. Distinto fue el final de la central nuclear de Chernóbil, lo de Three Mile Island no fue suficiente aviso, en Chernóbil el desastre fue mayúsculo, consecuencia de un cúmulo de errores humanos y de una seguridad pésima. La seguridad en las centrales nucleares de Japón dista mucho de la seguridad de las centrales nucleares de la antigua Unión Soviética, pero aún así las fuerzas de la naturaleza han podido contra el mazacote de hormigón y acero que protegía el núcleo, que en caso de fusionarse puede tener unas consecuencias desastrosas, no solo para Japón, aunque de esto ya se encargará el viento.



Los detractores de las nucleares ven esperanzados como puede crearse un debate en torno a su desmantelamiento. Pero siendo realistas, la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) junto con los medios de comunicación se encargarán de que olvidemos pronto cualquier debate que se produzca. Los primeros alegarán que las autoridades niponas no le informaron todo lo que debieron, así será como saldrá del paso primero, después prometerá revisar exhaustivamente las medidas de seguridad de todas las centrales nucleares del mundo, claro está que esto jamás se acometerá al cien por cien. Los segundos dejarán de informar de Japón en el mismo momento en que suceda algo más impactante. No es que lo de Japón deje de serlo, sino que los temas trillados no venden y el público se cansa rápido de ver el mismo desastre. Ya ocurrió con Haití, también con Wikileaks y está ocurriendo con las revueltas árabes.
Es de ciegos no ver que el precio que hay que pagar por mantener esta fuente de energía es demasiado alto. Hacernos creer que no hay alternativas es cuestionar nuestra inteligencia.

http://comunidad.laopinion.es/galeria-multimedia/Mundo/Japon-antes-despues-terremoto/23923/1.html

http://www.elpais.com/graficos/internacional/Situacion/reactores/central/Fukushima/elpgraint/20110317elpepuint_1/Ges/

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