sábado, 20 de marzo de 2010

Reportaje. Desmontando prejuicios

Nos adentramos en la Calle Mata para hablar con dos prostitutas que ejercen en esta zona de la capital andaluza

Sexo de corta duración: 30€, sexo de larga duración: 50€, felación: 15€, estos precios están sujetos a una tarifa estándar que puede ser modificada en virtud de la naturaleza del cliente. Esto es, si es un buen cliente (acude asiduamente) puede haber un descuento o el tiempo dedicado al sexo aumenta por el mismo precio.
Así es la vida en la calle, la única regla es que no hay reglas, se siguen unos patrones para mantener un cierto orden pero solo para lo que es estrictamente necesario.
El sol sale en Sevilla y Lucía (dominicana residente en España desde hace 7 años) se levanta como cada mañana para acudir a trabajar. Despierta a sus hijos, tiene cuatro, de los cuales, uno va a la universidad, otro estudia bachillerato y dos más pequeños que acuden a la escuela. Son una familia normal, con una excepción, sus hijos no saben de donde viene el dinero con el que comen, se compran la ropa, salen con sus amigos a divertirse, o compran golosinas en el estanco. El dinero que utilizan en su vida diaria proviene de las 11 horas que pasa su madre sentada en la puerta de una casa de la calle Mata esperando al próximo cliente. Ella dice que no está ahí por obligación ni por ningún tipo de coacción, simplemente se cansó de fregar escaleras, casas y de tener tres trabajos simultáneos que la mantenían fuera de casa todo el día. Por la mañana limpiaba a una señora mayor, por la tarde acudía a cuidar de dos ancianas y por la noche era camarera en un bar. Ahora está fuera del hogar todo el día pero la cantidad de dinero que ingresa es muy superior a la de antes.
Normalmente, en las zonas en las que se ejerce la prostitución suele haber muchos problemas, ruido, alboroto, continuo movimiento de coches, hombres que faltan el respeto a las prostitutas. En la calle Mata, una vía que une la Alameda de Hércules con Joaquín Costa y la calla Santa Rufina, ocurre algo insólito o por lo menos no muy común. En estas calles se ejerce la prostitución desde hace años, esto nos podría parecer normal e incluso podría conseguir que intentáramos evitar pasar por esta zona, pero nada más lejos de la realidad. Aquí se respira un aire de respeto mutuo, los vecinos las saludan, se paran a hablar con ellas, le preguntan que tal están e incluso las llaman por su nombre. Cuando hablamos de vecinos, hay que incluir señores y señoras mayores, personas de mediana edad y niños. Es frecuente ver como una señora mayor camina con sus bolsas del supermercado y para descansar se para a hablar con alguna de ellas e incluso con todas, le comenta como ha subido el precio de los tomates y continua su camino. Ellas comentan que se llevan muy bien con los vecinos, “puede que haya alguien que se queje pero no más de uno”.
Todo esto se ha conseguido a base de respeto, tolerancia, integración plena, es posible gracias a que a estas señoritas se las mira como lo que son, personas, mujeres que por diversas razones han decidido vender su cuerpo, que no su alma, pues muchas se han cansado de trabajar y han optado por una manera fácil y rápida de obtener dinero. Todo esto no quiere decir que se ponga en un pedestal a la prostitución, simplemente han elegido.
Lidia, colombiana de 38 años, lleva en España algo más de seis y en la Calle Mata desde hace uno. Al igual que Lucía tiene cuatro hijos pero ella no ha podido traerlos a España. “Los echo mucho de menos, sobre todo en los momentos desagradables que he tenido que vivir”. Al igual que los hijos de Lucía los de Lidia también estudian, el mayor ingeniería, el resto asisten al instituto y a la escuela. Se enorgullece de sí misma cuando dice que no ha tenido que pedir nunca. Debido a su edad surge la pregunta de si no tienen miedo de que las más jóvenes le quiten el trabajo, a lo que responden que tienen que haber para todos los gustos. Las dos hablan muy orgullosas al decir que un profesor residente en la zona siempre va con su mujer y sus hijos y todos las saludan cordialmente, “la mujer incluso nos trae ropa de vez en cuando y los niños siempre se paran para jugar con nosotras”.
Así es la Calle Mata, así son sus vecinos, así son sus prostitutas, porque el respeto y la dignidad no tienen precio, educación y humanidad por encima de todas las cosas.

“Nunca he recibido quejas por parte de los vecinos”

Pilar Solís, Presidenta de la Asociación de Vecinos de la Alameda de Hércules, lleva ejerciendo como tal desde el año 2008, fue presidenta anteriormente entre los años 2000 y 2004 pero se vio obligada a dejarlo por motivos personales.
Al tiempo de encenderse un cigarro y dar un sorbo a su vino dulce, me comenta que salió a su padre, en el sentido de que le apasiona ayudar a los demás. “Simplemente me hace feliz”, comenta, y todos los quebraderos de cabeza que conllevan ser la representante vecinal, no son nada comparado con la sensación de completa satisfacción que le produce ser útil en este sentido. La Alameda de Hércules ha evolucionado enormemente en los últimos años. “La primera vez que estuve en Sevilla
salí a cenar con mi marido y después de la cena me llevó a dar un paseo en coche por la Calle Joaquín Costa, Mata, foco de prostitución, drogas y ambiente oscuro. En ningún momento pasé miedo, es más todo me pareció muy natural”. Esta madrileña de 59 años lleva veintiséis en Sevilla, trabajó para el Ministerio de Trabajo y Telecomunicaciones, fue sindicalista de UGT, en Madrid ya colaboraba para la Asociación vecinal de El Pozo del Tío Raimundo, que por aquel entonces era una zona chabolista y enviudó hace tres años de un “gran hombre, no solo para mi, sino para la sociedad”.
Como Presidenta nunca ha tenido ninguna queja sobre las prostitutas de la Calle Mata, ellas han sabido respetar a los vecinos y los vecinos han actuado con el mismo respeto hacia ellas. “De lo que se quejan los vecinos es de la Botellona”.
Las señoras de la Calle Mata han convertido en peculiar su situación, su manera de estar en la calle, agrupadas, charlando en torno a una mesita recuerda más a un entorno de completa integración vecinal que a la visión que normalmente se tiene de las prostitutas. Han conseguido que se las respete como personas y como ciudadanas, han sabido mantener una relación educada con los vecinos en todo momento y sobre todo han conseguido desmontar todos los prejuicios que de ellas normalmente se tienen.
Algo que le preocupa realmente a Pilar es la íntima relación que las nuevas generaciones de prostitutas tienen con la droga, las mayores nunca han estado implicadas ni relacionadas con este mundo y si lo han estado, la han sabido llevar bien.

En 2009 la Policía desarticuló trece grupos organizados

La manera de actuar de la Policía ante la sospecha de explotación sexual va a depender de distintos factores: si existe un riesgo inmediato de la/s víctima/s, si hay evidencias de que haya menores explotadas, si tras la explotación sexual hay un grupo organizado, etc. La norma a seguir es comprobar, antes que nada, las sospechas o la información recibida, mediante los medios técnicos y humanos de los que dispone la Policía. A todo esto habría que añadir las horas de trabajo que cualquier investigación requiere.
Una vez que se tiene la certeza de que la explotación sexual existe, la actuación dependerá de otros factores como que la explotación se produzca en un domicilio, en la calle o en un lugar público. Para la primera habría que solicitar la orden judicial correspondiente mientras que para el resto no sería necesario. La actuación va dirigida a: 1º) Liberar a las mujeres u (hombres) explotados y ofrecerles todo el apoyo policial. 2º) Detener a los autores. 3º) Registrar el domicilio o establecimiento en busca de efectos probatorios de dicha actividad. 4º) Oír en declaración a las víctimas e instruir el oportuno atestado a la autoridad judicial. Esta actuación se lleva a cabo dependiendo del lugar y de la peligrosidad de los autores o riesgo de las víctimas, se toman las medidas adecuadas de autoprotección y protección a terceros y se concentran a las personas separando a las víctimas de autores. Los datos que se recopilan son todos aquellos que puedan servir para probar los hechos. Libros registros (en los casos de locales), estado de las habitaciones destinadas al ejercicio de la prostitución, pagos recaudados, registro de entradas y salidas, denominados “pases”, realizados por las mujeres con los clientes.
Las nacionalidades que más incidencia tienen son mujeres provenientes de Rumanía, Brasil, República Dominicana, Colombia y Nigeria. El porcentaje de extranjeras depende, aunque en cualquier caso es muy elevado. En locales grandes tipo clubs con plaza (llamados así aquellos que tienen un “hotel” anexo, donde las mujeres residen durante algún tiempo) es de más del 90%, en otro tipo de establecimientos el porcentaje está entre el 70 y el 80%.
Después de arrestados los responsables, respecto a las prostitutas las actuaciones son distintas dependiendo de si son extranjeras en situación regular o “irregulares”. En ambos casos, si se comprueban que están explotadas, se les ofrece la ayuda para que abandonen el lugar, buscándoles alojamiento seguro y ofreciéndoles el estatus de testigo protegida. A las mujeres irregulares tanto si desean colaborar como si no, se les incoa el correspondiente expediente sancionador, que normalmente será para expulsión, si bien en el caso de las colaboradoras, el expediente se suspende y se le ofrece la posibilidad de ser documentadas como se recoge en la Ley de Extranjería. En el supuesto de que sea factible la documentación, el expediente se archivará y en el caso contrario continuará su curso. En caso de que hubiese algunas contra las que ya hubiese recaído resolución de expulsión, se ejecutará la misma.
Con respecto a las intervenciones de la Policía, en 2009 se desarticularon 13 grupos organizados habiendo un total de 58 detenidos. Se realizaron 18 controles en clubes de alterne, deteniéndose a 14 personas por distintos delitos y a 50 mujeres que se encontraban en situación irregular.
El número de clubes nocturnos estimado es de unos 20, considerados aquellos de una
determinada entidad, luego hay locales más pequeños y, por supuesto, aquellas actividades desarrolladas en pisos o casa particulares anunciadas en las distintas secciones de relax de los periódicos y en internet. Contando los de la provincia puede haber unos 40 clubes de alterne.
Aunque es un cálculo estimado, pues no es una ciencia exacta, ya que es dinero no declarado (negro), se estima que en España la prostitución puede llegar a generar unos beneficios de 15.000 millones de euros al año.

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