jueves, 19 de mayo de 2011

Cortos de vista o ciegos

A un perdedor como Mariano Rajoy le entra un ligero tembleque de rodillas al comprobar que lo del movimiento del 15M puede afectarle. A un derrotado como Zapatero le pone en órbita el hecho de pensar que la derrota no será tan abultada y dolorosa.

Están tan obnubilados en que ellos son la solución, que no se dan cuenta de que siguen cometiendo el mismo error por el que los manifestantes salen a la calle y duermen en ella. Cometen el error de no percatarse de que su manera de actuar es la que ha impulsado a una parte de la ciudadanía española a salir a la calle, los cuáles además, no solo no cesan en su empeño sino que siguen ganando partidarios.

Rajoy decía en Murcia hace unos días que “lo fácil es descalificar a los políticos”, demostrando con esto lo inmensamente nefasto que es como representante de una parte de la ciudadanía, es decir, lo malo que es como político. Hoy ya, a modo de retractación, advertía que “en democracia a los gobiernos que no están a la altura se les quita con lo más importante que tiene una persona, su voto valiente, libre y decidido”. Por su parte José Blanco, ministro de Fomento, ha dicho que con este tipo de movilizaciones al PP le sale la “vena más de derechas” ya que piden mano dura a Rubalcaba.


Los ejemplos anteriores muestran su falta de escrúpulos ante la preocupación que muestra la sociedad debido a su falta de competencia. El problema reside en que la ciudadanía quiere votar, pero no encuentra políticos por los que merezca ejercer este derecho.

Cuanta más gente hay en la calle manifestándose por “Una Democracia Real Ya” en la que los políticos propongan, debatan e intenten a través de una unión democrática favorecer el interés ciudadano, más se empeñan nuestros políticos en seguir siendo inoperantes, caducos, faltos de elegancia y ética, sin compromiso, con un único objetivo: mantenerse en La Moncloa o llegar a ella.

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