- Obra de Gosha Ostretsov. Artista multimedia que emplea mucho el cómic. En Rusia el cómic no está considerado un medio serio para expresar ideas. Ostretsov rompe con esta tendencia.
"Rusia
pasa por una época de gran transformación, y el cambio principal
consiste en la aparición de una nueva clase social formada por grandes
industriales, hombres de negocios y banqueros. Se trata de un fenómeno
del todo nuevo. La clase en cuestión paulatinamente se hace con mayores
cotas de poder, no solo económico sino también político. En gran parte
ha surgido de la antigua nomenklatura, pero no solo de allí. Estos nuevos propietarios de Rusia se han hecho con toda la estructura del nuevo capital del país". El mundo de hoy. Autorretrato de un reportero. Ryszard Kapuscinski.
Saatchi Gallery dedica una exposición a artistas rusos. Breaking the ice: Moscow Art 1960-80s ofrece una selección variada que alberga desde lo más frívolo al arte de denuncia más impactante.
Nada
más salir de Sloane Square Station el visitante siente que allí se vive
a otro nivel, al menos económico. Es el Londres de los turistas, de las
cámaras digitales, es el Londres donde todos quieren vivir porque
representa un estatus social elevado. Es el Londres al que Woody Allen
le gusta retratar. Es en esta zona de la capital británica donde sientes
que aunque sí, todos somos iguales, el aire en Chelsea se respira de
forma diferente. Se aprecia en la ropa de los transeúntes, en sus caras,
en las tiendas, en la arquitectura bien cuidada, en el pavimento, en
los automóviles.
Saatchi
Gallery se encuentra en este entorno de alto nivel adquisitivo,
favorable para saborear el arte, exquisito para todo tipo de público.
Como en la mayoría de museos londinenses la entrada a Saatchi es gratuita incluso The Saatchi Gallery Magazine
(revista de la galería), aunque tiene precio, está sujeta a la buena
voluntad del visitante que decide si quiere, o no, pagar por ella.
Breaking the ice
ofrece una imagen desconocida de Rusia, cosmopolita, vanguardista,
directa, a veces desagradable, silenciosa y basada en métodos bastante
tradicionales de plasmar el arte contemporáneo, como el óleo sobre
lienzo, la fotografía, la escultura, nada de pantallas de plasma y
tampoco la reciente estrategia de involucrar al visitante en la obra.
Una mirada “tradicional” pero de una gran calidad estética.
Siguiendo
el recorrido ortodoxo de la exposición, esta empieza con Sergei
Vasiliev. Vasiliev trabajó como fotógrafo durante 30 años para un
periódico en Chelyabinsk, una ciudad rusa situada en el centro de su
inmensidad territorial.
La
más impactante, provocadora, a veces desagradable y a la vez
reivindicativa de lo expuesto en la exposición, a cargo de Boris
Mikhailov. Este fotógrafo ruso lleva décadas documentando
fotográficamente las condiciones sociales de los habitantes de su ciudad
natal, Kharkov, en Ucrania.